Fue el gran Jacques Tourneur quien hacía mirar a sus horrorizados personajes hacia profundas calles oscuras, pasillos sin fin y túneles sin luz en medio de la noche. La nada convertida en todo en el momento que alguien la mira, un punto vacuo que a modo de espejo hace enfrentar a la persona con sus miedos e inseguridades. Esta fórmula estética que tanto ha nutrido a toda la historia del cine es ahora recuperada por Joe Dante, director de Gremlins (1984), que en un intento de retornar al cine juvenil que le ensalzó nos presenta esta escuálida Miedos 3D (The Hole, 2009), la historia de un agujero que hace realidad los miedos más profundos de aquellos que miran en su interior.
Los tres protagonistas de Miedos 3D (The Hole, 2009)
Si bien el film es descafeinado y no aporta nada interesante a un espectador mayor de 12 años, hay que decir que las pretensiones de Dante de crear nuevamente un cine de género destinado al público juvenil produce, ante todo, interés. El problema es el modelo de juventud al que va destinado la película.
En la generación de cineastas post-clásicos que se dedicaron a contar historias con protagonistas juveniles e infantiles (Spielberg, Donner, Dante, Avildsen, Levinson...) uno puede darse cuenta que muchos de los personajes no dejan de ser los propios cineastas reflejando sus sueños de aventura que imaginaron cuando eran pequeños. Hoy en día, los modelos impuestos por las grandes productoras, y un patrón juvenil lobotomizante representado por iconos de la talla de Hannah Montana, Jonas Brothers, Crepúsculo, Harry Potter..., hacen del trasfondo emocional de los jóvenes que protagonizan las historias algo banal y estúpido. Eso imposibilita mucho la empatía con la historia en el momento que uno no es espectador compulsivo de Disney Channel y MTV.
El espejo de los propios miedos
Pero no toda la culpa es del sistema, Dante se olvida de aquello que hacía grande sus cintas y rara vez nos encontramos con la mano de Dante tras la cámara. Se echa de menos el tono gamberro de Gremlins, el terror grotesco e hilarante de la América más convencional de No matarás al vecino (The Burbs, 1989) la complejidad y riqueza de los personajes de Exploradores (Explorers, 1985), o la serie B de Piraña (Piranha, 1978) y Aullidos (The Howling, 1981). Sólo en el muñeco del payaso que atormenta al más pequeño de los hermanos de Mierdos 3D se huele cierto aroma de aquel cine que introdujo a toda una generación en la pasión por el cine de género y la serie B.
Fernando Pomares
Muy buena presencia el blog ahora... muy buenos post también en las últimas semanas.
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