En la carrera del prolífico Steven Soderbergh siempre ha sido la búsqueda de lo formal el motivo de sus películas. Este cineasta con pulso de cine de los 70 ha conseguido que en cada uno de sus films, incluyendo los más comerciales, la sugestión formal y narrativa esté por encima de los guiones y motivos de sus historias. Por esta razón, el juicio de valor a aplicar a la hora de analizar esta película se ceñirá a su cualidad de experimento.
La actriz porno Sasha Grey interpreta a la escort Chelsea
Este viernes llega a España tras un año de retraso The Girlfriend Experience (2009), protagonizada por la porno star Sasha Grey. El nuevo film de Soderbergh, cineasta de las fantásticas Traffic, Erin Brockovich, Ocean's Eleven y su opera prima Sexo, mentiras y cintas de vídeo (Sex, Lies and videotape, 1989), narra, en formato puzzle desmontado, las vivencias de una prostituta de lujo. Un retrato psicológico de los Estados Unidos pre-Obama sumergidos en los inicios de la macrocrisis económica. Pero como es habitual en esta clase de experimentos de Soderbergh, la frialdad de su historia, y la nula necesidad que tiene él para transmitírnosla, hacen de su visionado un proceso museístico. A los 15 minutos entendemos prácticamente el motivo argumental y la excusa que utiliza el director para ponernos un conjunto de secuencias durante una hora y cuarto. A partir de ahí solo nos queda la forma, tanto en su expresión estética, como en su expresión narrativa.
Como en una galería de arte el espectador pasea inmóvil en su butaca frente a la fantástica iluminación y planificación, disfruta del diseño sonoro y su edición, que comparte, a su vez, con el montaje secuencial una descontextualización constante de los elementos de la historia. Probablemente si no fuera por el forma que tiene la película de rompecabezas sería bastante aburrida, pero eso no exime el hecho que no aporte nada que se desordene la cronología de la historia. En todo caso la película aporta, en su impresionante calidad técnica, suficientes motivos para ser vista, pero la duda es a que tipo de espectador le pueda interesar este proceso de alquimia de Soderbergh, proceso que a la vez le servirá para encontrar nuevas fórmulas para su próxima película comercial.
Fotograma de The Girlfriend Experience
En todo caso, es de agradecer que en medio de la cinematografía estadounidense, utilizando una cantidad razonable de recursos técnico-económicos, alguien se dedique a buscar y a experimentar la imagen, el sonido, la narración y los motivos argumentales. Pero a la vez sería aún más interesante si todo ello nos pudiera emocionar.
Fernando Pomares
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