Con este párrafo explicativo se nos presenta este año la programación de verano al aire libre del CCCB:
"En el vivo panorama audiovisual de Barcelona, Gandules se ha consolidado como algo más que un ciclo de cine de verano con éxito: se ha convertido en una plataforma desde la que explorar un concepto de cine abierto e integrador que mezcla géneros, lenguajes y épocas, configurando un campo de pruebas para una nueva visión de la cinefilia, que explora la amplificación y expansión de los gustos estéticos audiovisuales."
Que cada uno disfrute a su manera de la amplificación y expansión de los gustos, pero lo que si es cierto es que programan ciertas películas que merecen la pena ser vistas, y en cineNExt comentaremos durante estos días algunas de ellas, no todas aquellas que sean interesantes, porque en general todas lo son, pero sí con algunas con las que tengo una particular afinidad y predilección, como la fantástica Banditi a Orgosolo (1961) de Vittorio de Seta.
Gandules: cine a la fresca en el CCCB
Vittorio de Seta se inició en el relato de ficción con esta Bandidos en Orgosolo, cineasta que hasta la fecha había consolidado una joven filmografía de 10 piezas documentales situadas, como motivo temático, en la geografía siciliana. Con este paso a lo dramático de Seta empieza un nuevo periodo, una estética fronteriza entre el documental y la ficción (todo claramente ficcional), un cine heredero del neorrealismo pero dotado de una perspectiva moderna, un cine muy arraigado al nuevo cine italiano que posee rasgos comunes con otros cineastas co-generacionales, pero que evidentemente desprende una marca genuina que hace de su cine puramente de de Seta.
Es quizá una doble intención que hay en el cine de Vittorio de Seta en varias de sus facetas lo que más me fascina. Por ejemplo, su cine es una constante búsqueda de lo real, pero en vez de usar el tiempo como proceso natural para que surja ante la cámara ese instante, esa magia cargada de realidad y verdad, de Seta fragmenta constantemente el film y sólo nos muestra esos instantes, esas pequeñas verdades en un relato puramente ficcionado. Esa mirada del niño en medio de la noche, un gesto del pastor ante los carabinieri o una mujer frente a cámara con esa mirada intensa y siciliana. Esta dualidad dota de un expresividad al film entre lo documental y lo manipulado que manteniendo al espectador consciente de la naturaleza del film sin engaños ni artificios permite acceder de manera mucho más directa al centro de los objetivos del cineasta.
Por otro lado, siguiendo con la realidad sobre la mesa, los planos paisajísticos (¡los cuadros!) que filma de Seta, particularmente al inicio del film con el amanecer y la niebla, provocan nuevamente varias reacciones. No deja de ser una captación de un lugar real y la belleza que éste provoca, pero como puede suceder con el cine de Orson Welles o de Kurosawa, la mirada aplicada al paisaje, y la relación de los personajes en él, lo transforman, le otorgan una poética irreal, mística, mágica, una extraña impresión sobre la película de que estamos viendo algo personal, incluso, imaginario.
Fotograma de Banditi a Orgosolo de Vittorio de Setta
Ya como un elemento más característico del periodo hay una clara transición de los valores humanistas a un discurso descreído y amargo, como sucedía en muchos lugares del mundo en el cine de principios de los sesenta, todos los nuevos cines (a excepción de una a ratos bucólica y romántica Nouvelle vague), las narraciones de las películas viraron hacia una realidad sin posibilidad de escapatoria del negativismo, desaparece la redención y es sustituida por el cinismo, y la cualidad de los protagonistas de seres míticos (bien puede ser un vagabundo o un multimillonario, un campesino como un joven enamorado) a verse como un sujete alienado y corriente donde la cámara lo busca y lo filma y deja de ser el epicentro de un juego demiúrgico.
Un film intenso, rápido y directo, bello y seco, que aquellos que lleguéis a tiempo para coger sitio en las tumbonas veraniegas del cccB disfrutaréis en este extraño cine de barrio con exceso de marca Barcelona, pero que no deja de ser una oportunidad de acercarse a un buen cine.
Enlace a la programación de Gandules: Pincha aqui
Fernando Pomares
Cuando pienso en Vittorio de Setta no puedo dejar de pensar en una sucesión: Rossolenni-Olmi-Setta, descubiertos en ese orden, gracias a ciclos de la Filmoteca de Catalunya. Especialmente con Olmi, por mucho que quiera no puedo pensar el uno sin el otro, por ejemplo, Banditi a Orgosolo me lleva a Il tempo si è fermato.
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