jueves, 29 de julio de 2010
Gandules 2010/ toma 2: Little Fugitive
martes, 27 de julio de 2010
Gandules 2010/ toma 1: Banditi a Orgosolo
domingo, 25 de julio de 2010
Love Exposure por fin en DVD
viernes, 23 de julio de 2010
La mirada de Gus Van Sant: Alan Clarke y Béla Tarr
Gus Van Sant
Apreciado por la crítica en sus inicios por su estilo indie Gus Van Sant se ha convertido, gracias a su trilogía (Elephant, Gerry y Last Days) y su film Paranoid Park, en uno de los directores más radicales y admirados - probablemente junto a Lynch - de su país. Un enfant terrible de 58 años que propone soluciones narrativas y artísticas en sus películas que suscitan al intelecto mediante recursos formales extremos (puesta en escena, sonido y montaje).
Entre todas las cualidades de Van Sant, que son muchas, quisiera destacar una de ellas, más bien diría su principal cualidad que le ha llevado a su éxito actual, que es la del reciclaje fílmico. Si bien Tarantino arma sus películas de pedazo en pedazo creando una oda a lo fílmico y le da un nuevo sentido a los elementos, el papel de Van Sant sería el de popularizar el genio de otros cineastas. Aunque suene extraño el término popular en un cineasta de minorías como Gus Van Sant, tiene un sentido proporcional si lo comparamos a los dos pilares que han dado forma a su estilo más reciente. Alan Clarke y Béla Tarr.
Fotograma de Last Days
Alan Clarke es un cineasta británico que dirigió varias películas de crítica social durante la década de los setenta y ochenta, la mayoría producidas y emitidas por la BBC, proponiendo y abofeteando al espectador con fórmulas narrativas fronterizas al experimento que llevaban la reflexión directamente a la entraña. Cine directo, duro y seco, donde el gobierno de Margareth Thatcher y la pasividad de la sociedad inglesa eran la diana de todos los dardos. Gus Van Sant, utilizó como inspiración y/o copia para construir su visión de los crímenes de un instituto, la obra maestra del mismo nombre Elephant (Elephant, 1989), donde Clarke muestra durante 40 minutos un seguido de crímenes muy parecidos entre ellos, todos similares por largas caminatas por pasillos interminables y viendo una y otra vez la espalda de los asesinos caminando en una impasibilidad pasmosa, idéntico a la versión de Gus Van Sant de 2003, pero que en este caso se le añade una narración y un conjunto de historias que armonizan y hacen más llevadera la idea que ya nos mostró Clarke.
Fotograma de Elephant (1989) de Alan Clarke
Fotograma de Las armonías de Werkmeister de Béla Tarr
Gus Van Sant tanto en Last Days como Paranoid Park (Paranoid Park, 2007) dio el primer paso de un cine que piensa desde su figura para modernizarse, un cine que reflexiona sobre los tiempos, los lugares, los sonidos, las imágenes y en conjunto su contenido, un cine que continúa la reflexión - y su puesta en práctica - de la propia esencia del medio, un cine vivo que le debe a la mirada de dos europeos, uno hermenéutico, el otro poético, para ser base de un nuevo camino que no deja de ser la prolongación que muchos otros habían seguido.
Fernando Pomares