miércoles, 23 de marzo de 2011

Incendies, de Denis Villeneuve

Incendios que no queman

por Adrià Sunyol


Incendies (2010) es una película con una personalidad definida pero que, por su estructura compleja, estática y retorcida a un tiempo, trae a la mente algunas películas de Atom Egoyan, con las cuales también comparte el motivo del rastreo de los orígenes y el Made-in-Canada. Pero la complejidad de Incendies no es solo argumental. El film de Denis Villeneuve desorienta también por su facilidad por sorprender para lo bueno y para lo malo, ya sea migrando lentamente de un tono a otro, o complicando su evolución hasta extenuar la verosimilitud que, en un principio, parecía imprescindible para seguir su desarrollo dramático.



Saliendo del cine, la experiencia de Incendies, en el repaso global que la mente suele trazar mientras abandona la sala, resulta satisfactoria. Un drama, reconocemos mientras acabamos de ajustar las piezas del argumento que limpiamente encajan en el tramo final. Buenas interpretaciones, susurramos, seducidos tal vez por la belleza de sus dos protagonistas femeninas. Interesante, se aprenden cosas, concedemos al ponderar lo que parece un fiel reflejo del trauma individual y colectivo que los conflictos del Oriente Medio deben representar para sus víctimas. ¿Y pues? ¿De dónde procede esa sensación un poco insustancial que nos invade ante Incendies?


Puede que sea el resultado de un trabajo cinematográficament, visualmente, un poco insulso. Una buena idea aquí, un plano interessante allí, poco más. Intenciones un poco difusas tal vez, habilidad en la producción de efectismos elegantes pero uso recurrente de estrategias un poco fuera de contexto, como esas enormes tipografias rojas que capitulan una película bastante fluida y recuerdan el amor intertitulador de Godard, que parece haber contaminado todo el mundo francófono. Un lenguaje fílmico en resumen definible con un ni fu ni fa, pero que en qualquier caso destaca más por sus simples aciertos que por sus ocasionales tropezones.


¿De dónde pues, proviene la aparente indiferencia que se puede sentir ante Incendies? ¿Será el tema? ¿Estaremos sobrecargados de ficción abocada al drama humano que sabemos real, y del que tan poco sabemos por otros canales que no sean la parcial y asquerosamente fragmentaria prensa? ¿Nos estaremos hartando definitivamente de esta manera canónica de narrar? En su constante apelación a la empatia, Incendies conecta al espectador con sus personajes y sus miserias, pero cuando el tema tratado es tan apremiante, tan atroz, tan absurdamente atroz, todo lo que no inocule en el espectador un sentimiento más violento, más enérgico de revuelta personal ante la realidad que nos escupe continuamente a la cara, sabe a poco. Sobretodo cuando no nos queda el consuelo de la excelencia, del cine tan puramente perfecto que se basta por si solo. No es este último el caso de Incendies, una película interesante y hasta bonita para un tema que requiere al arte que lo trata grandes dosis de capacidad recalcitrante de crispar a los espectadores que, comodamente, asistimos al bombardeo de un país mientras el parlamento democráticamente elegido por nosotros lo aprueba con la mísera oposición de tres quijotescos escaños.


La metáfora en el incendio

por Fernando Pomares


Ya desde hace unos años, y quizá con la aparición en clave de homenaje de Zodiac (2007) de David Fincher, el estilo y mentalidad de cierto cine de los años 70 está volviendo con fuerza. Un cine que sin olvidar la narrativa clásica se apoya en fórmulas modernas para mostrar el relato, y a la vez, como pieza política, la película no sólo es un drama sino un ensayo sobre nuestra sociedad, un discurso que en su culminación se esclarece rompiendo el clasicismo para rebelarnos el significado de la obra.



Incendies (2010), escogida para representar a Canadá en los Oscars, podría apuntarse a ese resurgimiento fílmico. Una película muy sólida, que nunca juega en contra de su propuesta y lleva al espectador, con mano firme, por un thriller que te mantiene atento e interesado hasta los últimos minutos del metraje. Los problemas aparecen a medida que se descubren las cartas sobre la mesa, y podemos cuestionar ciertas decisiones y ciertos procesos con los que se han construido la obra.


La funcionalidad del relato paralelo para desembocar en una revelación me parece más de culebrón que intelectual, teniendo en cuenta el argumento en que se desencadena la historia (la cual no voy a contar). No sólo el simbolismo de la metáfora es infantil, sino que aparte podría ser cuestionable desde un enfoque moral. Por otro lado la película es un viaje hacia el origen de un conflicto, un proceso donde cada pista en una investigación te lleva más cerca de la verdad, y esa investigación se hace desde el presente para conocer el pasado. Por eso el hecho de mostrar el pasado para que cobre sentido el presente me resulta innecesario e incluso molesto. El subrayar las experiencias del pasado elimina el factor de ambigüedad, otorgándole al relato (de gran ambigüedad discursiva en el mundo real) un único enfoque y una tesis cerrada.



Es cuestión de matices lo que hace, a mi modo de comprender Incendies, un film mediocre, pero observándolo con una mirada técnica la película canadiense es impecable, tanto por su puesta en escena como en el montaje o la estilización de las imágenes. Pero también, tanta exactitud y tanta frialdad, convierten lo que en un principio es un sentimiento ahogado en un mero vacío emocional.

martes, 4 de enero de 2011

Mi top 10 del 2010: Series


Perdón por el retraso y publicar varios días después del fin del pasado año. Puesto que un número considerable de series son ya mejores que la mayoría de largometrajes que llegan a nosotros, considero importante tenerles un rinconcito y son merecedoras de ser comentadas.

Treme
Los creadores de The Wire, especialmente su guionista principal David Simon, nos adentran activando el modo documental en la realidad postKatrina en New Orleans. Nunca una ficción fue tan maravillosamente antidramática (hablando de su estructura y forma) en esta serie llena de verosimilitud y donde cuesta diferenciar el término personaje/personas. Creo que es una serie única, sin precedentes, y dudo que tenga sucesoras. Ante todo, una joya.


Boardwalk Empire
Seguimos en la HBO, como lo era la anterior. Ahora de la mano de Terence Winter (creador de Los Soprano) y Martin Scorsese. Historia sobre la relación de poder, política y mafia en el Atlantic City de la Ley Seca. Serie de grandioso presupuesto que por lo contrario no ostenta de él. Un relato que lentamente, como un cáncer, corroe las entrañas, sin darte cuenta (incluso cuando descubres que ya se acaba la temporada) lo corroída que está la gente estadounidense a través de sus políticas, sus culturas, sus creencias, y por supuesto su historia y su devenir, y por lo tanto lo corroído que estás tú mismo. Fabulosa.


How to make it in America
Si menciono esta serie es porque disfruté enormemente de ella, aunque considero que no está a la altura del resto de la lista. Es de una calidad innegable, pero es interesantísimo este nuevo formato de dramático/cómic de 25 minutos, a lo Californication, Entourage o Weeds. Pero en How to make it in America, con ese toque tan cinematográfico, aún mayor que en Entourage, se separa de sus predecesoras para dar al público una bocanada de aire, televisión de altísima calidad (podríamos hablar de cine), con dramas menores sin recurrir al exceso para atrapar audiencia.


The Walking Dead
Sería injusto no mencionar este extraordinario divertimento de AMC (cadena de Mad Men), que poco a poco, copiando la formula de la HBO, pero bifurcando hacia lo populista, están construyendo series de mucho valor. El problema, y me gustaría que no sucediera con esta serie, es que no diseñan las series por su valor narrativo, sino por su éxito en el público. Espero que no tengamos muertos andantes hasta que se canse la gente, como podría pasar con la gran Mad Men, que temporada a temporada repiten fórmula hasta que ésta se agote, en vez de tener un diseño narrativo fuerte e invariable. Con todo ello, The Walking Dead es drama, adrenalina, acción y aventura. ¿Qué más se le puede pedir al fantástico/terror? Pues qué esté tan bien hecho como The Waling Dead.


Sherlock
De los creadores de Dr. Who llega, a mi entender, lo más grande de la temporada. 3 películas de hora y media en formato serie y sin resolver (final abierto para proseguir en la próxima temporada que ya se está rodando). Sherlock pone en nuestros días, actualizándolo, pero sin perder identidad en lo más mínimo, al detective privado más importante de la historia. Tanto él, como Watson, como todo el elenco es extraordinario. El ritmo frenético, sus diálogos vertiginosos (quizá demasiado para algunos lectores de subtítulos). Si cada episodio fuese exhibido en el cine sería un éxito. Me faltan adjetivos para remarcar el sumo placer que sentí viendo Sherlock.


Downton Abbey
Al igual que Sherlock, también de la BBC, esta serie que ya prepara su segunda temporada. Formato inglés de 6 episodios de casi una hora cada uno, donde recuperan la fórmula de la mítica Arriba y abajo. La vida de la aristocracia inglesa a través de los señores y los criados. Cuando la BBC hace historias de época no hay quien la iguale, no hay ni un solo pero en ninguna de las decisiones de esta serie. ¿Es buena? Indeed, es exquisita.


Luther
Para cerrar el trío de la BBC tenemos Luther. Policíaca, asesinos, personajes turbios. Siguiendo un poco la estala de Wallander, y con un toque muy leve a lo Dexter, Luther gira la tortilla a la fórmula de los seriales de asesinatos. No importa saber quien es, porque siempre lo sabemos de antemano en cada episodio, sino el proceso del crimen y como afecta éste a nuestro protagonista, el inspector John Luther. Es sobria, podría recordar a algo a Red Riding, y sus crímenes son sádicos y con perspectivas para un público adulto, no es una obra maestra, pero es mejor que cualquier thriller contemporáneo (a excepción de tres rarezas: Shutter Island, The ghost writer y Zodiac), por el resto... mejor Luther.


Regular Show
Serie de animación con guiones absurdos y rememorando los años ochenta y su cultura. Todo un canto a la iconografía del láser y las hombreras y a toda la generación X. Regular Show está destinada a ser obra de culto (auténtico culto y no culto creado por productos de masas como LOST). Es brillante y divertidísima.


Sym-bionic Titan
De Gendy Tartarkovsky, creador de la imprescindible Samurai Jack, da un vuelco de 180º con esta historia de princesas y guerreros de otras galaxias. Recordando a Mazinger Z, Star Wars y gran parte de la esencia de las aventuras del cine postclásicista, Sym-bionic Titan es una de las obras de ciencia ficción a tener en cuenta de la temporada. Su diseño de producción es de los más ricos, y es toda una superproducción en el universo de las series de animación por televisión. Muy grande.


HighSchool of the Death
Tetas, zombies, tetas, zombies... sangre, tetas, zombies, unas braguitas, tetas, tetas, grito, tetas, zombies, zombies, sangre, más sangre y muchas más tetas vistas por muchos más zombies.
Puesta en escena y animación de alto voltaje de la mano de Madhouse Studio, y tetas, sangre y zombies. ¡Genial!


Y esto es todo. Esperemos que el año que viene sea tan bueno como éste que se va, porque hay que reconocer que ha sido un año de mucho nivel.
Fernando Pomares

viernes, 24 de diciembre de 2010

Mi top 10 del 2010: Largometrajes

Como muchos hacen yo también. Aquí mi lista de aquellas películas que he visto durante el 2010. No lo penséis como un de mas a menos o una enumeración ordenada, son diez y diez son, y por formar parte en la lista implica en cada una de ellas un sentimiento de posterioridad en mi recuerdo. Disculparme por si creéis que falta alguna película puesto que algunas no he tenido la oportunidad de ver como Copia certificada de Kiarostami o Film Socialist de Godard o muchas mas que haría seguramente una lista de peliculas fantasticas.

Aventuras en el desván (Na pude aneb Kdo má dneska narozeniny?, 2009) de Jiri Barta, aunque sea del 2009 su llegada a nuestra cartelera ha sido a finales del 2010. Podéis leer mi opinión en el articulo anterior donde hablo de ella. La última muestra de la maestría de la clásica stop motion checa, en técnica, narrativa y discurso.


The Wild Hunt (2009) de Alexandre Franchi, también del año anterior pero llegada a nosotros, en circulos reducidos, en el 2010. Una propuesta moderna, joven, compleja y digna de estar entre las peliculas más relevantes del año.


El escritor (The Ghost Writer, 2010) de Roman Polanski. Es la prueba empírica que una película no necesita un buen guión para ser una joya. Ritmo, planificación, suspense, encierro... Roman Polanski.


El ilusionista (L'illusionniste, 2010) de Sylvain Chomet. Poesía del acting y de lo tiempos de los personajes. El tiempo real contrarrestado con el tiempo interno. Un juego de espejos de la realidad a la animación para hacer de lo animado un hecho real y lo real algo ficticio. Maravillosa.


La red social (The social Network, 2010) de David Fincher. Porque un gran guión y un gran director hacen una gran película. Tragedia de nuestros dias para una de las propuestas clasicistas mas redondas de la temporada.


Outrage (Autoreiji 2010) de Takeshi Kitano. Pocas películas son tan contundentes y herméticas y tienen un sentido de ser tan absoluto como esta. Kitano revive el espiritu de Jean Pierre-Melville y hace de lo que parece una anécdota simpática toda una crónica del cambio generacional yakuza.


13 assassins (Jusan-nin no shikaku, 2010) de Takashi Miike. Revisión de Los siete samuráis en clave oscura. Todo el torrente de cine "basura" que nos ha proporcionado Miike es en el fondo un constante aprendizaje para ahora alzarse como uno de los grandes talentos de la cinematografía mundial. Lo de la dirección de esta pelicula no tiene palabras, Miike es enorme.


Super (2010) de James Gunn. De la escuela Troma hasta la era internet. James Gunn es un cineasta personal que toca techo con Super. Todo lo que uno querría en Kick-Ass es Super. Transgresora, estimulante, cine independiente, cómica... una auténtica crítica al sistema americano con este superhéroe de pacotilla y su psicópata compañera.


Como entrenar a tu dragon (How to train your dragon, 2010) de Dean DeBlois y Chris Sanders. Los creadores de Lilo y Stitch nos regalan la mejor experiencia 3D en una sala de cine hasta la fecha, mejor que Avatar sin duda alguna. Pero no es solo eso, la mejor pelicula de aventuras en mucho tiempo llena de accion trepidante, como si la dirigiese Spielberg, y mucha ternura. Una propuesta valiente donde realmente se cambia el modelo clasico mediante pequeñas variaciones.


Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas (Lung Boonmee raluek chat, 2010) de Apichatpong Weerasethakul. No hay palabras.


Y para vosotros ¿cuales han sido vuestras favoritas?
Fernando Pomares

domingo, 19 de diciembre de 2010

Aventuras en el desván: El individuo, el grupo y las decisiones

Que no es quepa la menor duda si os digo que el mejor estreno navideño, y uno de los mejores del año, es la filtración milagrosa en nuestra aburrida cartelera nacional de Aventuras en el desván (Na pude aneb Kdo má dneska narozeniny?, 2009) del maestro de la animación checa Jiri Barta. Es la demostración que Los reyes magos deambulan por ahí y aún queda algo de mágico en estas fechas. Y aunque sea en versión doblada, el poder acceder a ella por parte del público (accidental o consciente) es un regalo de una magnitud que no debería pasar desapercibido.

La voz revolucionaria de la libertad

La obra de Barta es de una autoconsciencia digna de uno de los maestros de la animación contemporánea. El uso de la técnica stop motion en un grado de artesanía que recupera toda una tradición lleva al espectador a un tiempo ambiguo que creía que solo podría recuperar en los dvd de historia de clásicos de la animación. Cada gesto, cada elemento, cada detalle en el que define a los personajes, evocan en el film un sentido del medio, una reflexión llevada a la práctica y donde ningún concesión alejará a su autor del proceso de transmitir. Por ello hay una constante en la poética de Aventuras en el desván, esa reinvención de lo cotidiano desde una mirada nostálgica, esa utilización de todo aquello que quizá hizo de Barta un niño - y por lo tanto un hombre - y que ahora aparece en este universo de desván en formato cuento de aventuras.
Pero no solo en la poética (en esta precisa poética) hallamos las virtudes del film. En Barta, como su tradición exige, la animación es un medio político. Dentro de las películas que he visto no llego a recordar una obra tan enfocada a la profundización de la materia política destinada a un público infantil. Está claro que hay cine-doctrina, y que en Dumbo (1941) encontramos resquicios de brocha gorda sobre una mentalidad política, o incluso en El gigante de hierro (The Iron Giant, 1999) hay una clara crítica al sistema americano de la guerra fría. Pero todo ello no deja de ser, en algunos casos manipulador, y en otros secundario. En Aventuras en el desván todos los elementos narran, dentro de un orden trascendental, posturas ante una situación social en un marco político, y enfocar con tanta madurez, y tanta inocencia (en su mirada), tales ideas para un público que no tiene ni una idea clara del concepto poder, es ante todo valiente, y en el caso y resultado de Barta, magistral.

Una muñeca como concepto de La Belleza

Observen la importancia en que Barta nos muestra los momentos donde los personajes toman decisiones, como el hecho de dar un paso es un hecho remarcable, como el celebrar un aniversario diario da un sentido de vida, o como, en su desenlace, la expresión "empezamos de cero" tiene una carga social. Porque aventuras en el desván es la humano ante la represión, el individuo ante las adversidades, el grupo ante la desaparición del grupo. Una dictadura y su sociedad.
Aventuras en el desván es una obra maestra.
Fernando Pomares

viernes, 17 de diciembre de 2010

Phenomena: Clase de historia en primera persona

Tras una ausencia considerable volvemos con cineNExt para hablar del presente cinematográfico. Pero con mucha alegría hay que subrayar que lo vivido ayer, jueves 16 de diciembre, - por lo tanto considerémoslo ya pasado - hizo viva la experiencia de aquello llamado ir al cine.

Carteles originales de Tiburón y Alien en la entrada del cine Urgell

Phenomena es la iniciativa que promueve el cineasta Nacho Cerdà, ayer fue su primera edición, donde se recuperan clásicos cinematográficas de los 70 y 80 del cine mainstream. Resumiendo, que proyectan el cine americano que ha hecho de nuestra infancia una pasión por el cine.
Pero no sólo el concepto de la propuesta es para deleitarse, la construcción de ésta está tan cuidada que uno entiende casi como obra creativa el haber organizado la sesión de ayer. Solo por ello mi enhorabuena a Nacho Cerdà por hacer un pedazo de historia con la historia del cine.
La elección de la sala: el cinema Urgell de Barcelona, un templo. El proceso de proyección con las cortinas abriéndose en formato estándar para los trailers y anuncios. Trailers y anuncios originales y en celuloide de los 70 y 80, hilarantes y nostálgicos. Una audiencia que llenó el aforo del grandioso cine Urgell. Y dos obras maestras en versión original, con dos copias en 35mm en perfecto estado donde previamente la pantalla se descubría abriéndose aún más la cortina para mostrar su inmensidad en formato panorámico para gozar, porque no tiene otra palabra, de Tiburón (Jaws, 1975) de Spielberg, y Alien (1979) de Scott.

La cinefilia y la nostalgia pudo con el aforo del Urgell

Lo de ayer fue una lección de historia. Lo que Tarantino y Rodriguez jugaban con morriña gamberra en su Grindhouse, es lo que Nacho Cerdà construyó al milímetro, como el mayor de los amantes, reviviendo aquello que los mayores nos contaban cuando éramos pequeños y nos decían: "yo esa la vi de estreno, cuando fui al cine, en sesión doble". Pues ayer señor Cerdà, yo fui al cine, y creo que nunca como esta vez. Lo sagrado necesita un templo y un ritual, y el cine se merece aún mucho más.

Por cierto, se confirmó ayer que para el mes de enero se proyectará Indiana Jones y el templo maldito. Para olvidarse de la fecha. Allí nos veremos.

Pagína web de Phenomena: Aquí
Fernando Pomares

viernes, 29 de octubre de 2010

Sorpresa radiofónica: Notas de cine

Hoy os quiero hacer una recomendación. Un programa radiofónico de cadena Ser llamado Notas de cine. Lleva sólo dos emisiones, cada viernes de 4 a 6 de la madrugada, y son dos horas amenas sobre la música, el cine y la música del cine.

Notas de cine consigue la difícil tarea de poner palabras a aquello que no tiene

Puede que un par de secciones sean un tanto irrisorias, como por ejemplo aquellas donde actores de cine hacen música propia, y poco tiene de interés cinematográfico, o que pueda "molestar" el chovinismo TCM (patrocinador del programa) que ejerce en exceso de columna vertebral en la selección, pero eso no implica que el ritmo del programa sea muy bueno, la selección musical fantástica y se utiliza el tiempo justo que necesita cada pieza, y por descontado lo mejor del programa, los interesantes comentarios de Antonio Martínez, un muy buen comunicador que comparte su amor por la cinefilia desde la proximidad.
La verdad me ha sorprendido, acostumbrado a los habituales programas de música cinematográfica, donde el único vínculo es el fetichismo por dicha música, en Notas de cine he encontrado un lugar donde aprender y escuchar historia audio(visual), sin ponderar a los maestros, sin excluir a los no tan conocidos. Una grata sorpresa que espero no sea fruto de la novedad. Espero que siga compartiendo con todos el placer por aprender y compartir.
Buena suerte con el programa a Antonio Martínez y a sus colaboradores.
Por cierto, para aquellos que las cuatro de la madrugada sea hora poco frecuentada, podéis acceder a los podcast desde el blog de Notas de cine, desde el cual también se explica con detalle cada programa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Exit Through the Gift Shop: Marketing con crítica como excusa

Como comentaba en mi anterior artículo ya no es posible ninguna revolución, el sistema nos ha engullido, el sistema se adueña de todas las revoluciones. Si con La red social (The social network, 2010) era a través del cambio generacional y la variante en las relaciones sociales, ahora con Exit Trought the Gift Shop (2010) nos encontramos con un paradigma del arte/consumo donde nuevamente el sistema engulle cualquier lógica interna de cualquier crítica posible.
Banksy, director de este falso documental, es el artista urbano más mediático que hay hoy en día, y con esta película, por si alguien no le conocía, su nombre ha llegado al resto de los oídos. Nadie discute la calidad de su obra (no la película, sino sus graffitis, piezas plásticas, etc.), y lo mordaz que pueden llegar a ser, pero eso no exime que la realización de este (falso) documental, donde se narra la historia del contemporáneo arte urbano, sea en el fondo un anuncio muy largo de la brillantez de su director/artista. Toda la construcción de su figura es sumamente inteligente, desde el forzado anonimato por lo ilícito de su arte hasta lo fugaz y fortuito de sus obras y el proceso clandestino de criticar el mundo.

Banksy, la marca del producto

Con una primera parte donde hay un seguimiento de los procesos de creación de los artistas urbanos más relevantes (sin duda lo mejor de la película), la verdadera película empieza en su segundo tramo. Lo que plantea Exit Trought the Gift Shop es cómo una tendencia a querer cambiar el mundo con el arte - sin interés económico - se convierte en un producto. Para eso Banksy crea un personaje, un fan que sigue a todos los nuevos artistas urbanos, Thierry Guetta, y que acaba por convertirse en el pontífice de una mala lectura y como tergiversa el sentido nuclear de dicho arte, Thierry Guetta es el villano que hace del arte un mercado.
Puede divertir la comicidad de este patán artístico que triunfa desde la ignorancia y el golpe de talonario, pero en mi caso no entré en el juego al ver todo tan forzado - no olvidar que es una ficción construida y no un documento de lo real - ni me hizo gracia ni empaticé con la crítica. Más bien todo lo contrario, dirigí mi atención al demiurgo que ponía todas las piezas para darnos el mensaje, Banksy, quien siento como un divino que habla de todos y por todos, incluso de si mismo en tercera persona como el líder de un movimiento, y que, aunque gane millones de dólares con sus obras, su arte se basa en la crítica y no en el mercado. Su arte es puro tal y como lo concibió el primer día. Veo muy infantil hacer una película para llegar a esa conclusión, para plantear una justificación y que nadie pueda mirar como parte del mercado la crítica de estos multimillonarios con botes de graffiti. ¿Quién dice que las banalidades del payaso de Thierry Guetta no son en esencia las mismas del propio Banksy? ¿En qué momento se está en contra o dentro del sistema?

Thierry Guetta, un villano exagerado para justificar en la comparación

Es inevitable al hablar de la película hablar de la figura de Banksy más allá de la película. Estos días ha corrido por internet una de las últimas intervenciones "mordaces" del artista, unos títulos de crédito de Los Simpsons donde se muestran a niños chinos fabricando peluches de Bart con serrín de ratas trituradas y en que los osos panda cargan las mercancías de un lado para otro en una gran fábrica pestilente llamada Twenty Century Fox. De concepto es muy duro, pero a la práctica ¿no os parece pueril?, ¿no creéis que la FOX le permite todo este allanamiento en la propia morada sabiendo que eso le dará beneficio? ¿No es Banksy un peón más, una Janet Jackson enseñando su teta en la Superbowl creyendo que eso cambiará el mundo?
Fernando Pomares